La violencia juvenil y sus causas
Ideas Principales
La principal causa de la violencia es la desigualdad económica y la galopante pobreza y empobrecimiento de las personas, lo que provoca condiciones de vida y de comportamiento, verdaderamente extremas condicionando, aunque no determinando, conductas criminales y delincuenciales, sobre todo en los jóvenes.
La cultura del autoritarismo es el caldo de cultivo de la cultura de violencia y anomia que alimenta la violencia social presente en las sociedades centroamericanas, causando feminicidios, violencia contra los niños, niñas y jóvenes, quienes son los más afectados y vulnerables en relación de la violencia.
La ―ideologización política de la violencia- por parte de los partidos políticos, los partidos han descubierto que es un tema sensible a la población que al utilizarse a través medidas populistas, para garantizar la seguridad ciudadana, se logra ganar elecciones y no combatir y eliminar el problema, por ejemplo el mano durismo y la tregua, son medidas que en la praxis no erradican las causas del fenómeno social, solamente lo disimulan.
La violencia ha sido parte de la sociedad desde el origen del ser humano -y seguirá existiendo- el problema no radica en tener o no tener violencia en una sociedad o ciudad concreta, sino en la reducción de los índices que la provocan para que el estado pueda manejarla.
Desarrollo
La violencia entendida como el uso o la amenaza de uso, de la fuerza física o psicológica con la intención de hacer daño (BUVINIC, MORRISON &SHIFTER, 1999) muestra que existe un contexto que condiciona la violencia desde las relaciones primarias y secundarias en las que se relaciona el ser humano.
Para comprender el problema de la violencia desde y hacia los jóvenes tiene diversas formas de expresión, se nutre de las desigualdades y expresa relaciones de poder históricamente establecidas cuyos efectos surten en la convivencia social. Y como han sido señalados los índices de violencia cuyas alarmantes cifras muestran las dificultades de seguridad ciudadana existentes.
La violencia social bajo el modelo del enfoque de seguridad únicamente aborda el tema desde lo quien transgrede la ley, sin embargo no se trata solo de la captura de delincuentes si no de las estructuras que desde el sistema promueven las grandes desigualdades del país que perpetúan las diversas modalidades de la violencia.
En este sentido debido a la dimensión que ha tomado la problemática de la violencia hoy en día es vista además como un problema de salud pública que afecta gravemente a corto mediano y largo plazo al individuo, familia y sociedad y cuyo tratamiento requiere un abordaje científico para lo cual es necesario la inversión en recursos especializados no solo desde las instituciones responsables ya que un herido, una investigación, un caso, una violación, un accidente de tránsito, etc. implican gasto público; no solo de la hospitalización o del uso de juzgados y otros. Sino porque además la violencia afecta la salud mental de las personas, reduce el desarrollo de las capacidades y desmejora las relaciones interpersonales.
La pobreza no es un mal menos. Porque precisamente son las grandes desigualdades en cuanto a acceso a los recursos, educación, salud, vivienda, trabajo, etc. Las que nos indican las relaciones de poder existentes, la cultura, el marco jurídico-económico- social desde donde se desarrolla el problema de la violencia.
Desde el modelo ecológico, se identifican los factores biológicos y de la historia personal que influyen en el comportamiento de los individuos y aumentan sus probabilidades de convertirse en víctimas o perpetradores de actos violentos; la estructura de la sociedad que contribuyen a crear un clima en el que se alienta la violencia, conductas criminales y delincuenciales, sobre todo en los jóvenes.
Y que además desde la cultura del autoritarismo, la cual ha ha generado el Sexismo, entendido como el fenómeno o la conducta social por la cual las personas vemos al hombre como el ser superior y mediante este se margina y se somete a la mujer que ha llevado a las sociedades latinoamericanas a la misoginia, la práctica de papeles de genero donde el machismo arraigado aún es un mal arraigado a pesar de los esfuerzos realizados en materia de políticas públicas por parte del gobierno y las organizaciones no gubernamentales. Un sin número de casos quedan en la impunidad lo que a su vez promueve la falta de fe hacia las instituciones del Estado.
De este modo no es solo la usencia de guerra o paz negativa lo que necesita la sociedad actual, desde los diferentes sectores poblacionales, se trata de generar un contexto de cultura de legalidad, goberbernabilidad frente a las necesidades reales existentes, medidas de intervención consecuentes a la dimensión de las diferentes modalidades existentes de la violencia donde la reducción de los índices permita que el estado la gobernanza.
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